Una buena alimentación es vital para que el
niño crezca sano y fuerte; es la base necesaria para un buen desarrollo físico,
psíquico y social; por ello, una dieta saludable es vital
para que su crecimiento sea óptimo y también
su desarrollo intelectual.
Es recomendable no
abusar de las grasas vegetales y comer al menos 5 veces al día frutas y verduras.
Una buena nutrición y la práctica de ejercicio es la primera línea
de defensa contra numerosas enfermedades
infantiles que pueden dejar huellas en los niños de por vida.
La ingesta de
nutrientes es distinta en función de las distintas etapas de su evolución.
Una buena nutrición y una buena salud están directamente
conectadas a través del tiempo de vida, pero la conexión es aún más vital
durante la infancia. Durante este período, los niños pueden adquirir buenos hábitos alimenticios en lo que se refiere
a la variedad de los alimentos y al sabor de las comidas.
Los efectos de la desnutrición
en la primera infancia (0 a 8 años) pueden ser devastadores y duraderos. Pueden
impedir el desarrollo intelectual, el rendimiento escolar y debilitar la
salud de los niños.
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