Que los
niños respeten el medio ambiente no es sólo una oportunidad para
sensibilizarles acerca de su conservación y para que mantengan esta actitud
durante la edad adulta, sino también una de las maneras más efectivas de
inculcarles valores fundamentales para su desarrollo personal: empatía,
responsabilidad, afecto por otros seres vivos… ¿Existe mejor maestro que la
naturaleza?
Enséñales a
valorar su entorno:
Aprovecha la
Semana Santa para escaparte con tu hijo al campo o al bosque. Una vez allí,
invítale a disfrutar del lugar y a querer a los animales y las plantas.
Enséñale a distinguirlos y explícale que tienen necesidades idénticas a las
nuestras: alimentarse, crecer, estar protegidos… Muéstrale cómo evitar riesgos
en el medio natural (ej., picaduras) y regálale vídeos y libros sobre este tema.